jueves, 6 de febrero de 2014

La Esclavitud de la América Latina: una obra clásica del pensamiento antiimperialista de la Patria Grande


Sin lugar a dudas Peralta es uno de los más importantes pensadores ecuatorianos y latinoamericanos con una prolífica obra en múltiples campos de las ciencias sociales, pero en nuestra patria, por su radicalismo y honestidad a toda prueba, ha sido silenciado. Se le reconoce como el máximo ideólogo de la Revolución Liberal, sin embargo no se difunde su pensamiento. En los discursos oficiales se pone de ejemplo a los próceres y grandes pensadores, desde Espejo y Montalvo, hasta Alfaro, Dolores Cacuango y otros más, pero se obvia a Peralta, a pesar de que doctrinariamente postula muchas de las cosas que ahora se denomina socialismo del siglo XXI. Unos por conveniencia, porque seguramente conocen su pensamiento radical, otros, simplemente por ignorancia.
 Entre sus obras emblemáticas está La Esclavitud de la América Latina, cuya historia es algo inusual. Su autor la escribió en Panamá al ser desterrado de su patria por el dictador Isidro Ayora, quien no toleraba más la pluma del periodista, consagrado en los combates por la defensa de la soberanía nacional. Estadista mediocre, sin la más elemental preparación para regir los destinos de un país en crisis y gran convulsión social, Ayora optó por el camino más fácil: el de la servidumbre y la dependencia, abriendo de par en par las puertas del país al imperialismo norteamericano, al traer a la famosa Misión Kenmerer, para que funde las instituciones que la política expansionista yanqui necesitaba en América Latina y que, Money Doctor, como se le conocía al célebre profesor de las universidades de Cornell y Princeton, venía llevando a cabo en otros países hermanos. Peralta critica ese servilismo y entreguismo, como se puede apreciar en el capítulo final de La Esclavitud de la América Latina.
 Los artículos que Peralta publicaba en el diario quiteño El Día, criticando la torpe política internacional respecto a nuestro problema limítrofe, colmó la paciencia del médico graduado en Alemania, convirtiéndose en el último gobernante ecuatoriano de la lista  conformada por Veintemilla, Caamaño, Freile Zaldumbide y Plaza, que recurría al ostracismo para silenciar los valientes escritos del dirigente más prestigioso del radicalismo liberal.
 Peralta había iniciado paralelamente sus escritos contra el imperialismo y se proponía publicarlos en una serie de entregas que, seguramente, la policía secreta instaurada por el régimen de Ayora estaba sobre aviso, expulsándole del país para no empañar el trabajo de la Misión Kenmerer que arribó a fines de 1926 y permaneció en el Ecuador hasta diciembre de 1927. En la Despedida que Peralta publica en hoja volante en enero de 1927, puesto que es prohibida su publicación en los diarios del país, están expuestos los temores y razones de la torpe decisión del gobierno que levanta su destierro el 27 de julio de ese año, pero al mes siguiente que regresa, lo confina a Loja para que no pueda seguir denunciando en la prensa quiteña la negativa política de la dictadura. Justo el tiempo necesario para que Money Doctor y su comitiva, en un ambiente de tranquilidad política, modernicen el Estado ecuatoriano a la medida de la conveniencia yanqui.

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